La historia del jabón (continuación)
Por favor, lea nuestra publicación "Historia del jabón" antes de continuar con este artículo.
Aunque nadie sabe la fecha exacta en la que se hizo el jabón, los historiadores e investigadores saben aproximadamente de dónde se originó. En la época clásica, se usaban aceites de olor dulce para bañarse y enjabonarse, mientras que en la época romana, los romanos usaban una arcilla llamada “sapo”; suena parecido al jabón, ¿verdad? De hecho, estos romanos fueron los primeros en comenzar a hacer “jabón” con arcilla, grasa animal y ceniza. Lo hicieron después de notar que las túnicas que lavaban las mujeres en el río resultaban mucho más limpias después de que las lluvias lavaran estas ofrendas de los altares, por lo que, técnicamente hablando, comenzaron con ingredientes totalmente naturales.
La higiene personal no era precisamente una idea importante en los primeros siglos, pero estas nuevas mezclas de grasa y arcilla también se usaban como gel o tinte para el cabello. En el siglo XIII, en Gran Bretaña, el jabón se fabricaba principalmente para lavar ropa y lana, ya que la gente todavía usaba "aceites esenciales" para quitarse la suciedad de la piel. La realeza y los ricos de España y Francia hacían jabón con aceite de oliva casero y tinte, lo que lo convertía en un producto muy caro. Todavía se cuestionaba si la higiene era necesaria o no, teniendo en cuenta que incluso Isabel I se bañaba cada cuatro semanas y dejaba a la gente con una sensación de grasa mayor que antes.
Para hacer jabón, se hierven aceites o grasas con álcali, lo que produce glicerina. La cantidad de reactivos en la solución afecta la calidad del jabón. La mayoría de las pastillas de jabón y lejía en épocas anteriores eran simplemente una mezcla de ceniza, grasa, agua de lluvia y aceites vegetales junto con cualquier material que pudiera eliminar el aceite de la piel. La lejía era "lo suficientemente fuerte" para hacer jabón cuando un huevo o una patata pequeña colocados en la solución flotaban aproximadamente hasta la mitad debajo de la superficie de la solución. A partir de esto, se determinó si se podía hacer jabón y, para entonces, las pastillas de jabón se hacían más rápido con la Revolución Industrial.
En el siglo XVI se fabricaban tres tipos de jabón: el jabón grueso hecho de grasa de ballena, el jabón de aceite de oliva y el jabón moteado de sebo. La mezcla se secaba y se cortaba en bloques para su venta al por mayor y para el comercio. Los fabricantes de jabón cortaban las barras en trozos individuales en el punto de venta y las envolvían en papel, de ahí el término "barra de jabón". A partir de ahí se desarrolló un nuevo mercado y los bloques de jabón se consideraron de lujo, lo que significa que también se gravaban cuando los fabricaban grandes empresas, y así es como llegó a estar ahí esa barra de jabón que tienes al lado del fregadero.